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Carlingford, las raíces irlandesas del presidente electo

Javir Aja, Carlingford, 12 nov (La Voz de Galicia).- Sus bisabuelos emigraron a EE.UU. en 1840 huyendo de  la conocida como Gran Hambruna

Javir Aja, Carlingford, 12 nov (La Voz de Galicia).-El pequeño pueblo irlandés de Carlingford celebra orgulloso la victoria electoral del futuro inquilino de la Casa Blanca, Joe Biden, un «hombre tranquilo» cuyos antepasados abandonaron esta zona de la isla en busca de una vida mejor en Estados Unidos.

«Como dicen allí, todo es posible en América», relata Eamon Thornton, uno de «los primos lejanos» del próximo presidente estadounidense, el «más irlandés de todos desde John Fitzgerald Kennedy», según lo ha calificado el propio Gobierno de Dublín.

Sus credenciales genealógicas son impecables: por el lado paterno, las primeras ramas yanquis salen de la localidad de Ballina, en el condado de Mayo (noroeste) y, por el materno, de la pintoresca península de Cooley, en el condado de Louth (nordeste).

Más concretamente de Whitestown, parte de la parroquia de Carlingford, donde se encuentra desde 1845 el pub Lily Finnegan’s, ahora cerrado por la pandemia, y el cementerio donde descansan sus antepasados, los Finnegan. «Cuando Joe Biden viajó aquí en el 2016, Derek McGarrity, el propietario del pub, organizó un evento para que viniera todo el mundo, dos personas por cada casa, y se reunieran con él», explica Thornton.

Describe aquel encuentro como un momento «muy feliz y muy emotivo para Biden», que regresaba de visitar el camposanto. «Se reunió con todo el mundo fuera del pub, también entró, se sentó con sus parientes directos y habló con todos, como si fuese uno más que viene a diario a tomarse una pinta», recuerda Thornton, si bien precisa que, como él mismo, Biden es «totalmente abstemio». En un país célebre por su cerveza negra y el whisky, Eamon, de 72 años, lleva con orgullo un pin de oro que marca 50 años de sobriedad: «Joe me preguntó si se lo regalaba y le dije que no, que uno se lo tiene que ganar», bromea.

Según Ancestry Ireland, el abuelo materno de Biden, Ambrose Joseph Finnegan, nació en Pensilvania, después de que sus padres, Owen Finnegan y Jane Boyle, emigraran de Carlingford a EE.UU. a finales de 1840, huyendo de la Gran Hambruna (1845-1849). Como los Finnegan, más de un millón de irlandeses abandonaron la isla como consecuencia de un período llamado en gaélico An Drochshaol (Los años duros) provocado por una plaga en la patata, que causó la muerte de otro millón de personas y redujo la población hasta en un 25 %.

«Cuatro generaciones anteriores a Biden se fueron de aquí, como muchos otros. Era un infierno, los años de la hambruna, nada para nadie. Por eso es importante que Joe volviera como vicepresidente. Y volverá ahora como presidente, nos lo ha prometido y le tomamos la palabra. Si no, le secuestraremos, como ha hecho Trump», dice sobre la batalla legal iniciada por el republicano para seguir en la Casa Blanca.

Biden regresó a Whitestown de «manera más informal» en el 2017, siguiendo el itinerario habitual en el cementerio y el pub: «Nos firmó las fotos que habíamos tomado el año anterior».

«Como puedes ver aquí, estas son algunas de las fotos del 2016, esta es del vicepresidente y de mí. Fue muy amable, quería una foto conmigo, así que accedí», ironiza Thornton, que se hizo la foto con Biden junto a la furgoneta en la que entonces vendía patatas.

Movilización irlandesa en EE.UU.

Sentado en la entrada al Lily Finnegan’s, Thornton muestra más instantáneas y su humor irlandés ya no tiene freno. «Aquí hay otra mía con la hermana [de Biden], porque realmente quería involucrar a toda la familia. Esta es ella, que quería ser vista con un tipo apuesto, así que me puse a su lado», presume.

Más en serio, muestra un póster de la campaña lanzada en el pueblo para apoyar la candidatura del demócrata a la Casa Blanca, Irish For Biden, con la que animaban a «llamar a un primo», a «un pariente» o «a un amigo» en EE.UU., donde hay más de 30 millones de descendientes de irlandeses.

«Y todo salió muy bien, obtuvimos una gran respuesta. Todo el mundo aquí está ahora en las nubes. Celebramos como propia su elección a la presidencia, a la que llegó desde orígenes humildes, desde aquí mismo», señala.

El pasado domingo, después de confirmarse su victoria, Carlingford se echó a la calle para festejarlo con familiares que quedan en la zona y otros venidos desde Irlanda del Norte.

«La banda de gaitas le ha escrito una canción y John McEntire y su socio la han grabado. Es fabulosa, se titula Nuestro Joe’ o algo así», concluye Eamon.

Con la vista en el brexit

En Carlingford ya se han organizado para formar un comité ciudadano cuyos esfuerzos están encaminados a traer a Biden de nuevo, ahora como el 46 presidente de los Estados Unidos.

«Es muy bueno para Irlanda, su conexión con el país es increíble. Sentimos que puede aportar muchas cosas buenas a la economía irlandesa y es positivo tener buenas noticias y algo que celebrar con todo lo que está pasando», expone Aisling, camarera del pub Taaffes en Carlingford, destino muy popular para los amantes de las ostras.

Su propietario, Alan Taaffe, agrega que Biden es «muy, muy irlandés»: «está muy bien porque lo vamos a necesitar», sobre todo ahora «que tenemos el brexit a la vuelta de la esquina».

A diferencia de Trump, que ha apoyado la salida del Reino Unido de la Unión Europea, Biden se ha mostrado más crítico y ha advertido que este divorcio no debe afectar a la economía de las dos Irlandas, muy interconectadas, y a su proceso de paz, en el que siempre han estado muy implicadas anteriores administraciones estadounidenses.

«Estamos trabajando para que vuelva a Carlingford. Hay un castillo aquí detrás y podría inaugurarlo. Estamos invirtiendo mucho dinero en restaurarlo y, quizá, podría hasta alojarse en él. Yo aquí le serviría una pinta, o lo que quiera», promete Taafe.

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