La Nochebuena de 1601 los tercios españoles entran en combate contra los ingleses en el condado de Cork: La Batalla de Kinsale había comenzado con su rudeza.
DESEMBARCO EN KINSALE
Felipe III envió una flota compuesta por 33 embarcaciones que partió del puerto de La Coruña el 2 de Septiembre de 1601 con los tercios de Juan del Águila y de Francisco de Toledo que sumaban 4432 hombres y cuyo objetivo era desembarcar y tomar la ciudad de Cork. La flota capitaneada por el Almirante Brochero se dispersó cerca de la isla de Ushant debido a un temporal, quedando dividida en tres partes. Nueve embarcaciones mandadas por Zubiaur con 650 hombres y la mayoría de provisiones regresaron a La Coruña, tres naves mandadas por Alonso de Ocampo llegaron a Baltimore y el resto mandado por Brochero buscó refugio en la población de Kinsale, donde desembarcaron los 3000 hombres al mando de Juan del Águila el 1 de octubre de 1601 ó el 22 de septiembre según el calendario juliano, mientras que las naves regresaban a España.
Juan del Águila decidió fortificar ambas riberas del río Bandon construyendo los fuertes de Castle Park y de Ringcurram. Las tropas españolas quedaron bloqueadas en Kinsale por las inglesas de George Carew, que contaba con 4000 hombres a los que se sumaron en el sitio, los 6000 infantes y 600 caballeros de Charles Blount y las naves de Richard Levison que cerraban la bahía. El día 10 de enero las tropas inglesas tomaron el fuerte de Ringcurram, custodiado por 150 hombres pero no pudieron tomar la ciudad.
EL SOCORRO A KINSALE
La ayuda pedida por Del Águila a España obtuvo sus frutos con el envío por parte de España de una nueva flota desde La Coruña mandada por Zubiaur que partió el 7 de diciembre con 10 naves, 829 hombres y abundantes provisiones. La flota se vio afectada por un temporal que le hizo perder 4 naves y desviarse de su rumbo, lo que la hizo arribar a Roaring Water, a 30 millas de Kinsale. Las nuevas tropas desembarcaron el 11 de diciembre y se fortificaron en Castlehaven para tratar de ayudar a los sitiados en Kinsale. Levison partió con 7 naves hacia Castlehaven, donde libró batalla con los españoles. Los ingleses contaban con cuatro galeones de más de 600 toneladas, mientras que los españoles tan sólo contaban con dos de 200 toneladas, de los cuales Levison hundió uno, pero una batería de 5 cañones le impidió entrar por el pasaje del puerto por lo que tuvo que retirarse.
Tras este acontecimiento los nobles irlandeses decidieron jurar fidelidad a Felipe III y entregaron a los españoles las fortalezas Dunboy y Donneshed y 550 infantes y una compañía de caballería. Pedro López de Soto que era quién mandaba las fuerzas terrestres en Castlehaven envió 200 hombres más, mientras que los condes de Tyrone y Tyrconnell reunieron 5500 hombres más en el norte de la isla, desde donde tuvieron que realizar una marcha de unas 250-300 millas en pleno invierno para llegar a Kinsale. Las fuerzas de socorro se unieron el 24 de diciembre en Banndan, a orillas del río Bandon, desde donde se dirigieron hacia Coolcarron, donde estaban acampadas las tropas británicas.
LA BATALLA
El día 24 de diciembre de 1601 en el calendario juliano o el 3 de enero de 1602 se produjo el encuentro de las tropas. Las fuerzas irlandesas se organizaron en tres columnas lideradas por Richard Tyrell, Aodh Ó Néill y Ó Dónaill para intentar llegar a su objetivo por la noche, pero su mala organización les impidió llegar antes del alba. Montjoy dejó algunos regimientos para que guardaran Kinsale y partió a su encuentro, que se produjo en una cresta dominada por Ó Néill. Éste necesitaba la ayuda de Juan del Águila o de alguna de las otras columnas para poder mantener la posición, pero visto la inmovilidad de sus aliados decidió internarse en los pantanos esperando que la caballería inglesa perdiera efectividad sobre aquella superficie. Aún así, las tropas inglesas consiguieron la victoria impidiendo la ayuda de Ó Dónaill.
Las tropas irlandesas huyeron mientras que las españolas lideradas por Ocampo intentaban minimizar las pérdidas. Cayeron 1200 hombres de la coalición hispano-irlandesa, de ellos 90 españoles y 52 más que fueron hechos prisioneros. Tan sólo 50 hombres consiguieron romper el cerco y llegar a Kinsale, mientras que entre los ingleses tan sólo hubo 12 bajas.
CONSECUENCIAS
El día 12 de enero capitulaba Juan del Águila ante Montjoy, lo que implicaba también a las fuerzas de Castlehaven, Donneshed (Baltimore), Donnelong (Sherkin) y Dunboy. Dos días después de la rendición, llegó a Kinsale Martín de Vallecina con refuerzos, pero ya era demasiado tarde. La rendición fue lo más honrosa posible, ya que los ingleses se comprometieron a prestar el transporte y víveres a las tropas españolas, así como a todos los irlandeses que lo desearan, además de poder conservar todas sus armas, dinero y estandartes. La mayoría de las tropas irlandesas regresó al Ulster, donde continuaron su lucha contra los ingleses hasta que Tyrone fue derrotado por Montjoy en Dundalk el 1603. Blount decretó una amnistía para los vencidos. El 13 de marzo de 1602 desembarcaron en La Coruña las tropas españolas y Juan del Águila, los 59000 escudos que tenía, los destinó a la creación de un hospital de campaña y asistir a los soldados.
La guerra entre españoles e ingleses terminó con el Tratado de Londres (1604).
JUAN DEL AGUILA. CAPITÁN ABULENSE EN EL SOCORRO A LOS IRLANDESES
Nacido en Ávila, capitaneaba a los 4.432 soldados españoles que partieron desde Lisboa en 33 barcos con el objetivo de defender a Irlanda de los Ingleses. Un personaje apasionante
INFANCIA
Juan del Águila nació en Ávila en 1545 en el seno de una familia de nobleza provinciana. Era el cuarto hijo de Miguel del Águila y Velasco y de Sancha de Arellano; y nieto del Señor de Villaviciosa. Su infancia la pasó en Berraco (actual El Barraco).
DE SOLDADO A CAPITÁN
Servicio en Italia
En 1563, con dieciocho años se alistó en la compañía de Gonzalo de Bracamonte que partía para incorporarse al Tercio de Sicilia, donde serviría 24 años. Al año siguiente participó en la conquista del Peñón de Vélez de la Gomera, entonces refugio de piratas.
En 1565 formó parte del contingente que se envió a socorrer Malta, asediada por los otomanos. Un año después, fue enviado a Córcega en apoyo de los genoveses, que intentaban sofocar la rebelión encabezada por Sampiero Corso.
Servicio en Flandes
En 1567 el Tercio de Sicilia partió hacia Flandes. En 1569 el capitán Pedro González de Mendoza le ascendió a alférez de su compañía.
En 1574 participó en la batalla de Mook, que supuso un duro golpe para los rebeldes protestantes. En 1576 fue enviado a socorrer al castillo de Gante. Ese mismo año, los tercios se amotinaron por la falta de pagas y se hicieron fuertes en Alost. Aprovechando la situación y el vacío de poder tras la muerte del gobernador general Luis de Requesens, Guillermo de Orange organizó una revuelta generalizada, se declaró rebeldes a todos los españoles y a los que colaboraran con ellos. Entonces, las tropas alemanas y valonas de Amberes cambiaron de bando y dejaron entrar en la ciudad a los rebeldes holandeses, que sitiaron la ciudadela, al mando de Sancho Dávila. Ante tal situación, Juan del Águila convenció a los amotinados de Alost para que socorrieran a sus compatriotas. Así las tropas tomaron la ciudad. Tras esta acción se produjo el desafortunado Saco de Amberes. Ese mismo año fue nombrado capitán.
Entre Flandes e Italia
En mayo de 1577 su tercio abandonó Mastrique con destino a Lombardía tras la firma del Edicto Perpetuo. Pero en agosto del mismo año, el gobernador Juan de Austria reclamó de nuevo su presencia para pacificar Flandes. La muerte de su maestre de campo, Julián Romero, retrasó su partida hasta el otoño. Finalmente en diciembre el tercio llegaba a los Países Bajos. Durante tres años estuvieron guerreando sin cobrar una sola paga. En febrero de 1580, el gobernador Alejandro Farnesio (Juan de Austria había muerto en 1578) se vio obligado a repatriar a los tercios por las negociaciones de sumisión de los valones.
En 1582 el tercio fue nuevamente reclamado en Flandes, que llegó a finales de julio tras un viaje de cuarenta días por el Camino Español.
Tras la conquista del castillo de Tornhout en abril de 1583, Farnesio nombró a Juan del Águila su gobernador, aunque no por mucho tiempo. Tres meses después, el 23 de julio, la importante ciudad Nieuwpoort se rindió a los españoles y Juan se convirtió en el nuevo gobernador, y su compañía en la guarnición.
Expedición a Irlanda
El 2 de septiembre de 1601 zarparon de Lisboa 33 barcos hacia Irlanda. En total 4.432 hombres de los tercios de Juan del Águila y de Francisco de Toledo. Juan ostentaba el mando supremo de la expedición como su Maestre de Campo General. El objetivo era tomar el puerto de Cork, puerto clave del sur de la isla y perfecto para un desembarco.
Una fuerte galerna dispersó a la flota cerca de la isla de Ouessant. El almirante, Diego Brochero, consiguió llegar hasta Kinsale el 1 de octubre con la mayor parte de los buques. Así, la mayor parte de los hombres pudieron desembarcar en tierras irlandesas, pero ocho o nueve barcos al mando de Pedro de Zubiaur, junto con 650 soldados y la mayor parte de las provisiones, regresaron a Galicia.
En cuanto terminó el desembarco, la flota regresó a España en busca de refuerzos. Juan del Águila quedó junto a 3.000 hombres aislado en Kinsale. Las tropas aliadas estaban lejos de la ciudad y sólo pudo conseguir 900 bisoños mal armados. Decidió entonces fortificarse y esperar refuerzos. En la entrada de la bahía mandó construir dos fuertes: Castle Park y Ringcurran.
Pronto apareció un ejército inglés de 10.000 infantes, 600 caballeros y numerosos cañones al mando de Charles Blount. Además, una pequeña flota bloqueó el puerto.
En noviembre, Blount ordenó el ataque a Kinsale. Los ingleses tomaron el fuerte Ringcurran, aunque finalmente fueron rechazados. Poco después, ofreció a Juan del Águila la rendición, la cual fue rechazada.
Desde el norte de la isla, Hugh O´Neill, conde de Tyrone y Hugh Roe O´Donnell, conde de Tyrconnell se dirigían hacia Kinsale al mando de 5.500 hombres.
En España, Pedro de Zabiaur, zarpó el 7 de diciembre al mando de diez naves con 829 soldados y abundantes víveres y municiones. Pero, una nueva tempestad hizo que se perdieran cuatro barcos. El resto logró llegar hasta Castlehaven, a unos 48 km al sur de Kinsale el 11 de diciembre.
Blount, alertado de la presencia de un nuevo contingente español en Irlanda, envió una flota de siete barcos a Castlehaven. El 16 de diciembre tras cinco horas de combate, los ingleses sólo consiguieron hundir el galeón María Francisca y, ante la imposibilidad de tomar el puerto, defendido por una batería de cinco cañones, abandonaron el lugar.
En la madrugada de ese mismo día, 16 de diciembre, 1.500 hombres salieron de Kinsale para intentar romper el cerco. Consiguieron destruir veinte cañones y acabar con más de setecientos ingleses, pero tuvieron que volver a la ciudad al no poder atravesar las líneas enemigas. Las bajas españolas fueron bastante escasas, lo que animó a la tropa.
Tras la victoria contra los ingleses en Castlehaven, los nobles de la zona juraron fidelidad al rey de España (entonces Felipe III) y aportaron 550 infantes y una compañía de caballería. Además, los castillos de Dunboy (cerca de Castletownbere) y Donneshed (cerca de Baltimore) fueron entregados a las fuerzas españolas.
El ejército rebelde que venía desde el norte, consiguió finalmente enlazar con los españoles, entonces decidieron socorrer a Juan del Águila. Pero, Zabiaur no quería perder el control de una serie de plazas desde Castlehaven hasta Baltimore que podrían servir para futuros desembarcos. Por ello dividió sus tropas, dando al ejército irlandés 200 infantes de apoyo, mientras él y el resto de hombres aseguraban las posiciones. Así, algo menos de 6.500 hombres partieron hacia Kinsale.
Por aquel entonces, el ejército inglés se había reducido a unos 8.000 hombres debido a las bajas causadas por los españoles, las enfermedades y las deserciones. El 3 de enero los dos ejércitos se encontraron ante Kinsale. La nula coordinación entre el ejército de socorro y el sitiado, unido a la desorganización de los irlandeses y a la superioridad de la caballería inglesa, convirtieron a la Batalla de Kinsale en una gran derrota para los hispano-irlandeses.
Los irlandeses comenzaron el ataque, pero fueron rechazados por los ingleses. Ante la presión del ejército inglés, algunos irlandeses comenzaron a abandonar el combate. Tras esto, la caballería inglesa lanzó el contrataque, que hizo retroceder y huir al ejército irlandés. Entonces, la caballería comenzó a perseguirles, causando gran número de bajas entre los desertores. La intervención de la infantería española evitó una carnicería mayor a costa de 90 muertos y 52 prisioneros. Juan del Águila salió de la ciudad con sus hombres, pero ya era tarde y fueron rechazados. En total, 1.200 irlandeses perdieron la vida ante Kinsale.
El 12 de enero, Juan del Águila capituló. Los términos de la rendición obligaban a los españoles a entregar las plazas y castillos de Kinsale, Castlehaven, Dunboy, Donneshed y Donnelong (en la isla de Sherkin). A cambio, el ejército español (reducido entonces a 1.800 hombres) y todos los irlandeses que lo desearan, recibirían provisiones y transportes para regresar a España. Además, conservarían el armamento, las banderas y los dineros.
El 14 de enero, tan sólo dos días después, Martín de Vallecina llegó a Kinsale con refuerzos, pero regresó a España en cuanto se enteró de la capitulación.
Regreso a España
El 13 de marzo la flotilla llegó a La Coruña. Allí, Juan del Águila pagó de su bolsillo un hospital de campaña para atender a los muchos heridos.
Permaneció bajo arresto domiciliario en La Coruña, lo que le impidió ir a Madrid para explicar su actuación en Irlanda. En la Corte se preparaba un Consejo de Guerra contra él. pero no llegó a verlo pues murió en agosto, probablemente en los primeros días. Según cuenta Emilio González López: «Abrumado por ésta detención, que suponía una grave censura a su conducta militar en Irlanda, murió don Juan del Águila, probablemente a principios de agosto».
CONSEJO SUPREMO DE GUERRA
El 12 de julio de 1603, el Consejo Supremo de Guerra concluyó que «su capitulación había representado una pérdida de reputación». También se le acusó de tibieza por no salir a tiempo de la ciudad durante la batalla. Pero la imposibilidad de contar él su versión de los hechos, hizo que el relato llegara a la Corte de manos de otros no implicados, y su posterior muerte hizo que el Consejo decidiera sin el testimonio de Juan del Águila y sin contar con su actuación defendiendo Kinsale durante tres meses ante fuerzas muy superiores.
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