En Otoño de 1588, en la costa norte de Irlanda (Sligo y Causeway Coast) naufragan 25 Galeones de la Armada Española cuyo objetivo era la conquista de Inglaterra. En la playa de Streedagh naufragan tres galeones junto al “San Pedro” al mando del Capitán Cuéllar. Un monumento recuerda el lugar de los naufragios. Cuellar relata en una carta su aventurosa e increíbles azañas para sobrevivir caminando descalzo todo el Norte de Irlanda.
Cuéllar que se había agarrado a una tabla, consiguió llegar a la orilla sin ser visto y se escondió entre la maleza. Su estado era muy malo, y pronto se unió a él otro superviviente, desnudo, que pronto murió. Cuéllar siguió deambulando perdiendo a veces la consciencia. En un momento él y su acompañante fueron descubiertos por dos hombres armados, que los cubrieron para dirigirse al pillaje en la orilla. En otro momento vio a 200 jinetes cabalgando por la playa.
Cuéllar se arrastró y vio 800 cadáveres esparcidos en la arena, de los que los cuervos y perros salvajes se alimentaban. Se dirigió a la Abadía de Staad, una pequeña iglesia que había sido incendiada por las autoridades inglesas y cuyos monjes había escapado: vio a doce españoles colgndo de ganchos atados a las barras de hierro de las ventanas que quedaban en las ruinas de la iglesia. Una mujer de la zona le recomendó que se alejara del camino, después se encontró con dos soldados españoles, desnudos, que le informaron de que los soldados ingleses habían matado a los 100 españoles que habían caído en sus manos.
Juntos se acercaron a la playa y vieron cuatrocientos cadáveres en la arena. Se detuvieron para enterrar los cadáveres de dos oficiales cuando cuatro locales se les acercaron con la intención de tomar lo que quedaba de las ropas de Cuéllar. Otro les ordenó que los dejaran en paz y condujo a los españoles a su poblado. Caminaron descalzos con el frío, por un bosque donde encontraron a dos jóvenes que viajaban con un viejo y una joven: los jóvenes atacaron a Cuéllar, que recibió una cuchillada en una pierna antes de que el viejo interviniese.
Le quitaron su ropa, una cadena de oro por valor de mil ducados y cuarenta y cinco coronas de oro. La mujer se aseguró de que le devolvieran su ropa y tomó un pequeño cofre que contenía reliquias, que se colgó al cuello antes de partir. Un muchacho le ayudó a curar sus heridas y le trajo comida.
Cuéllar siguió el consejo del muchacho de no acercarse al poblado, y se mantuvo comiendo bayas y berros. Fue atacado de nuevo por otro grupo de hombres que le dieron una paliza y le quitaron su ropa. Se cubrió con un faldón de helechos y ramas. Llegó a una población desierta donde encontró a tres otros españoles. Tras pasar algún tiempo en este lugar, encontraron a un joven que hablaba latín y que los condujo al territorio del señor Brian O´Rourke en el actual actual condado de Leitrim.
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