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En busca del rojo O’Donnell, el William Wallace irlandés muerto en Valladolid (LA RAZÓN)

Este histórico príncipe reposa en la capilla de Las Maravillas en la que también encontró sepultura Cristóbal Colón durante un tiempo.

. 24/5/2020

La indómita figura del rebelde escocés William Wallace llevada a la gran pantalla en la cinta Braveheart (1995) guarda numerosos paralelismos con el “rojo” Hugh O’Donnell, quien siglos después encabezaría la revuelta en Irlanda contra los ingleses pero que, tras la derrota, encontró la muerte en Simancas (Valladolid).

Más de cuatro siglos después de su muerte en 1602, Valladolid se ha propuesto recuperar tanto la figura histórica de este príncipe de los irlandeses como sus restos mortales, que reposan en algún lugar de la capilla de Las Maravillas, donde también encontró durante un tiempo sepultura Cristóbal Colón, del antiguo convento de San Francisco de la entonces capital del imperio español de Felipe III.

El problema de esta compleja tarea de recuperación arqueológica reside en que este convento, uno de los más grandes del momento y ubicado donde ahora se erige el centro de la ciudad, sufrió las trágicas consecuencias de las desamortizaciones decimonónicas, que llevaron a su desaparición en 1836, cuando fue demolido y sus terrenos puestos a la venta.

Sin embargo, 418 años después de que O’Donnell fuese enterrado en la capilla de este convento, un equipo multidisciplinar liderado por los investigadores Óscar Burón y Juan Carlos Urueña y los arqueólogos Olatz Villanueva y Jesús Misiego trata de llegar hasta los restos del irlandés que, bajo el patrocinio de la corona española se enfrentó con trágicos resultados a los ingleses.

Los trabajos de excavación se iniciaron el pasado lunes dentro del proyecto de peatonalización aprobado por el Ayuntamiento de Valladolid en el centro de la ciudad, según han explicado a Efe tanto la concejala de Cultura y Turismo, Ana Redondo, como el concejal de Movilidad y Espacio Urbano, Luis Vélez, quien ha detallado que estas catas arqueológicas se prolongarán, en inicio, tres semanas, aunque “podrían variar en función de lo que se encuentre”.

Según explica a Efe el investigador Juan Carlos Urueña, “Red” Hugh O’Donnell (1572-1602), antecesor del general Leopoldo O’Donnell, fue uno de los príncipes que por entonces existían en la fragmentada Irlanda, quien además fue el cabecilla de la rebelión contra la corona inglesa de Isabel I que provocó la denominada Guerra de los Nueve Años que se saldó con la derrota de los rebeldes del Úlster.

En este contexto de la Guerra de los Nueve Años Irlandesa se entrecruzó con el conflicto que por entonces tenían desde 1558 las coronas de Inglaterra y España, iniciadas por los monarcas Felipe II e Isabel I con célebres episodios como el de la Armada Invencible, que también finalizó en 1604 con el Tratado de Londres, que puso fin a ambas disputas.

Sin embargo, antes de aquel final, el “rojo” O’Donnell y las tropas españolas fueron derrotadas en la batalla de Kinsale en 1602, en la que participó un Tercio de 40.000 hombres liderado por Juan del Águila –Juan “sin miedo”-, que obligó al rey irlandés a huir hasta España, donde murió ese mismo año en Simancas aguardando una audiencia con el monarca español que, al conocer su deceso, organizó un funeral con todos los honores en el monasterio de San Francisco.

“Recuperar la figura de O’Donnell sería muy importante, también a nivel turístico, ya que en Irlanda es todo un mito y muchos preguntan por Valladolid porque saben que murió aquí, pero más importante aún es que se ponga en valor la zona y la historia de la ciudad”, reflexiona Urueña.

De este modo, las obras y trabajos arqueológicos comenzaban el lunes de esta semana con el levantamiento de la capa de asfalto propia de nuestro tiempo para llegar, tres días después, a uno de los muros del antiguo convento y que va en dirección hacia donde supuestamente se encuentra la capilla de Las Maravillas, y donde se enterró a ‘Red’ Hugh O’Donnell.

Hasta el momento, al margen de restos óseos sin relevancia histórica para esta investigación, el trabajo arqueológico ha conseguido ya adentrarse más de dos metros bajo las calles de Valladolid y dar con los antiguos muros del convento, algo que, “sin duda ya es un logro, porque es muy escasa la información existente de la planimetría del antiguo convento”, apostilla Urueña.

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